Revista Sep - Oct 2017

20. septiembre - octubre 2017 PERFILES oro de forma individual y, en cada una de las pruebas, impuso tres nuevos récords mundiales. Además, sumó una medalla de plata en 100 metros mariposa y otra como integrante del equipo estadounidense. Con solo 18 años, el mundo advirtió la presencia de Phelps mientras se lo destacaba como el nadador con mayor proyección de la historia, un reconocimiento logrado gracias a su arduo trabajo. Tal fue la firmeza que puso en su carrera que, al terminar el secundario, Phelps interrumpió sus estudios para sumergirse de lleno en la natación, logrando superioridad en todos los estilos. Tan inflexible era con su entrenamiento que, como regla, nadaba cinco horas diarias por día, logrando un total de 80 kilóme- tros por semana. Su vida se limitó, prácticamente, a dormir, comer y entrenar, ya que sus médicos afirma- ban que necesitaba siete mil calorías diarias para reponer las energías que su organismo gastaba durante los entrenamientos. Además de su técnica, la anatomía de Phelps contribuyó a su desarrollo profesional. Según los especialistas, su cuerpo es más que indicado para la práctica de la natación: mide 1,95 metros, pesa 88 kilos, sus brazos abiertos tienen una extensión de 2,04 metros y calza un talle 46. Al nadar, sus piernas cortas evitan el peso extra y le permiten moverse rápidamente; sus pies funcionan como dos podero- sas aletas y sus grandes manos como dos remos para avanzar en el agua. Otra ventaja es que su cuerpo carga la mitad de ácido láctico, a diferencia del resto de los atletas. Esto le permite recuperarse más rápidamente, para poder afrontar nuevas y exigentes pruebas competitivas. RÉCORDABSOLUTO Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron clave para confirmar el gran desempeño de Michael Phelps. Aquí ganó seis medallas de oro y dos de bronce. Sólo un atleta en la historia de los Juegos Olímpicos había ganado ocho medallas en una misma olimpia- da: el soviético Alexander Dityatin, en gimnasia. ¿Cómo lo logró? Simple- mente siguiendo el plan que se había propuesto junto a su entrenador. “Bob tiene el cronómetro interno de un científico loco. Si los planes diarios se retrasan por minutos o si hay demoras de centésimas de segundos, la vena comienza a crecer y sus pulmones empiezan a gritar. No quiere que nada sea aleatorio” comentó Phelps, acerca del primer día de esa competencia, en su autobiografía. En Atenas, también debió soportar una gran presión cuando, luego de superar el récord de los 100 metros mariposa en las semifinales, ganó la final de los 200 metros combinados, tan sólo 20 minutos después. “Nun- ca me había sentido tan motivado por nada en mi vida. Suelo ponerme nervioso cuando estoy en medio de la parte más intensa de mi entrena- miento. A medida que me acerco a una prueba importante, me relajo y lo tomo con más tranquilidad, porque el trabajo arduo ya se hizo y la parte divertida, la emoción de la competen- cia, está frente a mí”, afirmaría sobre esos Juegos Olímpicos. Luego de su excelente performance, Phelps se convertiría en uno de los deportistas mejor pagos. Entre sus sponsors se encontraban la marca de- portiva Speedo y acuerdos con Visa, AT&T, Wireless, la entidad crediticia Argent, Omega y Power Bar, compa- ñías que antes de los Juegos ya lo sponsoreaban. Paralelamente, su ima- gen también aparecía en calendarios, un libro destinado a los niños y pro- gramas especiales de televisión. Sin embargo, gran parte de sus ganacias eran destinadas a obras benéficas, y se hizo voluntario de Child Life Center de la Universidad Johns Hopkins. A medida que pasaban los años, Phelps no solo afianzaba su perso- nalidad como deportista sino que conquistaba nuevos logros. Sin em- bargo, luego de su proeza en Atenas, los técnicos del equipo de Estados Unidos afirmaron que no había dado todo como en su Mundial anterior. Ante estos comentarios, su entrena- dor vaticinó que el nadador alcanzaría su plenitud ocho años después, en los Juegos Olímpicos de 2012. Pero su consagración como la mayor figura en la historia mundial de la natación y como el deportista olímpico con mayor número de medallas de oro (14 en total) tuvo lugar mucho antes, en el 2008, durante los Juegos Olímpicos de Pekín. Aquí el estadounidense pudo cumplir el reto que se había propuesto sin éxi- to en Atenas 2004: superar el récord de medallas de oro de natación que ostentaba hasta entonces su compa-

RkJQdWJsaXNoZXIy MTYzMzY=