Revista Sep - Oct 2017
23. wobi.com/magazine miento de la empresa fue en ascenso, popularizada no solo por deportistas sino también por artistas y estrellas de rock, los problemas comenzaron a surgir en los años ´80 cuando Nike, Adidas y Reebok se impusieron como los nuevos líderes del mercado. La industria del calzado deportivo comen- zó a perfeccionarse con revolucionarios diseños, y a contar con el apoyo de famosos deportistas, como Michael Jordan. Sin poder seguir el ritmo del marketing de sus competidores, en 2001 la compañía se declaró en bancarrota, con 183 millones de dó- lares de deuda, y fue vendida a inversores privados. A pesar de esto, la verdadera sal- vación llegó dos años después, cuando Nike adquirió la empresa por 305 millones de dólares. Debido a que el calzado deportivo de Converse no podía competir con la nueva tecnología, Nike aprovechó la situación y revolucionó la estrategia, reposicionando a su clásico mode- lo Chuck Taylor como una simple y funcional insignia de la moda y la rebelión actual. En cuanto a ganancias se refiere, las tácticas dieron sus resultados: en 2007 los ingresos aumentaron un 23%; y un 40% en 2008, según Nike. Más tarde, en 2015, Converse obtuvo 2.000 millones de dólares en ingresos con un beneficio estimado del 46%. Mientras que las últimas cifran revelan ingresos de 498 millones de dólares. Hoy, el modelo Chuck Taylor All Star de Converse continúa su reinado, con más de mil millones de pares vendidos en el mundo y posicionán- dose como un clásico entre el público joven, que busca renovarse sin pasar de moda. APPLE: la eterna innovación Apple es el ejemplo perfecto de una marca exitosa que estuvo a punto de colapsar y debió reinventarse para seguir en el mercado. Fue fundada el 1° de abril de 1976 por Steve Jobs, y su amigo Steve “Woz” Wozniak, en California. Su primer paso fue la creación de la computadora Apple I, aunque en realidad se trataba de una plaqueta electrónica con todos sus componentes: microprocesador, memoria e interfaz de video, pero ca- rente de gabinete, teclado, pantalla o fuente de alimentación, que se podía conectar a cualquier teclado o tele- visor. Su primer pedido fue de 200 piezas, hechas a mano, que vendieron por 50.000 dólares. Años más tarde llegaría el respaldo económico de Mike Markkula, un inversor que aportó 250.000 mil dólares para expandir las operaciones de la
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