Revista Sep - Oct 2017

26. septiembre - octubre 2017 NOTA DE TAPA | TRANSFORMACCIÓN E l 16 de junio de 1903, en una antigua fábrica de vagones de Detroit, Michigan, nació Ford Motor Company, la empresa multinacional dedicada a la construccion de automoviles. John S. Gray sería su presidente, mientras que Henry Ford – también llamado el Padre del automóvil – ocuparía la vicepresidencia como una muestra de confianza de sus socios, ya que solo contaba con un 25% de las acciones. En el momento de su fundación, la compañía sólo disponía de unas cuantas patentes y de un prototipo que ni siquiera estaba terminado. Contaba con un capital en efectivo de 28.000 dólares aportados por el mismo Ford, y otros once accionistas entre los que se encontraban los hermanos John y Horace Dodge. Un mes después de su fundación, ya habían gastado todo su capital sin haber vendido un solo automóvil. Sin embargo, el 15 de julio recibie- ron un cheque de 850 dólares por la venta de su primer modelo: el Ford A y, al año y medio de su lanzamien- to ya habían vendido más de 1.700 unidades. Con el paso del tiempo, diferentes modelos fueron reemplazando al “A”, mejorando cada vez más sus diseños. Así, entre 1903 y 1908 se fabricaron 19.823 automóviles. Henry tenía sus objetivos muy claros: construir autos de características simples, fáciles de conducir, populares, de performance superior a la de cualquier modelo existente y de bajo precio. Hasta el momento, los automóviles eran para un público muy limitado, debido a los altos costos de su fabricación y, por ende, de su venta. Fruto de estas ideas, en 1908, nació el Ford T. Un modelo vendido a 500 dólares, que llegó a ubicar 25.000 unidades anuales en la calle, y que aportó beneficios mayores a los once millones de dólares. El Ford T se impuso en la clase media como parte del “sueño americano”, convirtiéndose en un objeto de consumo en masa. Su creación formó parte de un programa integral de desarrollo y producción que hizo crecer a la empresa, logran- do su ampliación y éxito comercial gracias a la fabricación en cadena, un innovador método de producción que aún perdura en nuestros días y que fue toda una novedad durante la segunda etapa de la Revolución Industrial. Crisis al acecho Varias acciones distinguían a Ford del resto de sus competidores y contribuían a su crecimiento. Una de ellas fueron los elevados salarios que la empresa pagaba a sus traba- jadores. Incluso, sus propios emplea- dos también formaron parte de sus clientes, ya que al contar con buenos recursos económicos se sumaron a los consumidores del Ford T. Otra, fue aprovechar el convulsionado ingreso de Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial. Si bien la empresa se declaró pacifista, ante la insalvable situación, la empresa se puso al servicio del gobierno y obtuvo multimillonarios contratos para la fabricación de arma- mento y vehículos bélicos. Ford, cambiar para mejorar Con más de 100 años en el mercado, la empresa automotriz debió enfrentar grandes crisis. De ellas salió siempre airosa gracias a la virtud de renovarse.

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