Revista Sep - Oct 2017
31. wobi.com/magazine modelo de la empresa: el Macintosh 128k, la computadora que compitió directamente con la PC de IBM. Esta última tampoco funcionó como se es- peraba y acabó generando tensiones dentro de la compañía. Por entonces, Apple contaba con un nuevo CEO, John Sculley, ex presi- dente de PepsiCo que el mismo Steve Jobs convenció y contrató mediante la recordada frase: “¿Quieres vender agua azucarada el resto de tu vida, o quieres tener una oportunidad para cambiar el mundo?”. De esta forma, Jobs aceptaba que él aún no se encontraba capacitado para desem- peñar ese cargo, así que convencido aceptó que Sculley sería la elección perfecta para llevar adelante su em- presa. Sin embargo, ambas personali- dades no tardaron en chocar entre sí. El nuevo CEO difería con la forma en que se manejaba la empresa y, junto al consejo de administración, apoyó el alejamiento de Jobs de su propia compañía. Con la partida de su creador, y cotizando en la Bolsa desde hacía 10 años, Apple intentaría dominar el mercado de las computadoras perso- nales y Sculley tuvo todo lo necesario para convertir a la empresa en una gran corporación pero no llegó a lograrlo. El CEO ordenó una reestruc- turación que afectó a más de 1.200 empleados. El Apple II y sus sucesivos modelos se encargaron de alimentar los ingresos de la compañía mientras las ventas del Macintosh caían en pi- cada, hasta que el modelo recién trajo ganancias gracias a la revolución de la publicación digital, ya que contaba con capacidades gráficas para trabajar en el campo de la autoedición y el diseño gráfico. En 1989, nuevos diseños salieron a la calle bajo la batuta de Sculley. Apple presentó el Macintosh Portable, una computadora portátil a pesar de sus 7 kilos de peso (y no muy accesible para el consumidor medio debido a su alto valor: $6.500 dólares), que no alcanzó el éxito esperado. Le siguió el Macintosh PowerBook, otra portátil muy similar a las actuales, con pantalla, teclado y mouse integrados que funcionó bien entre el público. Y, en 1993, Sculley presentó su proyecto más ambicioso: el Apple Newton, una PDA o asistente personal digital con el que Apple inauguraba sus computa- doras de bolsillo. Sin embargo, con una fuerte caída en la rentabilidad de la empresa, Sculley debió renunciar. Lo sucedió Michael Spindler hasta 1996, y luego de su renuncia llegó Gil Amelio como CEO. A fines de los ´90, Apple casi pide el concurso de acreedores, con pérdidas de miles de millones y una participación en el mercado del 3 ó 4 por ciento. Enfrentado a la crisis de Apple, estancados y sin dinero para innovar, el nuevo CEO emprendió nuevas maniobras con el fin de salvar el futuro de la compañía. Una de esas acciones fue convocar nuevamente a Steve Jobs y comprar a NeXT, la compañía que Jobs había fundado cuando se fue de Apple, sumando un software renovado y sofisticado a sus productos, que fue uno de los pilares del nuevo sistema Mac OSX. Regreso con gloria Cuando volvió, lo primero que hizo Jobs en Apple fue desautorizar la fabricación de clones del Macintosh, eliminar los productos no rentables como el Newton, y realizar un acuerdo con Microsoft que aportó una inyec- ción económica de 150 millones de dólares, a cambio de la introducción de Microsoft Office en los Mac y del cierre de un viejo litigio de patentes. La empresa abrió sus propias tiendas
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