Revista Sep - Oct 2017

13. wobi.com/magazine un departamento de diseño industrial muy caro, tienen a miles de personas ayudándoles a rediseñar en tiempo real su producto. Y esto ya no es una afirma- ción teórica, las personas están comen- zando a fabricar autos en 4 horas. La velocidad de diseñar, de elaborar un prototipo, de decidir dónde se fabricarán los objetos y también quien los fabricará cambiará de manera ra- dical. Igual que quién se quedará con el diseño de las cosas. A todo esto sumémosle un robot. Otra tecnología que seguramente en este momento no muchos de ustedes tiene en sus casas pero que no está lejos de ser una realidad para todos. En Boston, por ejemplo, están em- pezando a fabricar un robot llamado Baxter. Es muy interesante porque no se requiere un doctorado en cómpu- to para programarlo. Uno lo puede agarrar de sus manos y enseñarle cuál es su trabajo. El valor, ahora, es de 22 mil dólares; un precio caro, pero su presencia sustituye a tres empleados ya que pude trabajar las 24 horas del día, no necesita seguro médico y no se toma vacaciones. MODIFICAR LAVIDA La ciencia de la vida, y sus avances, es otro aspecto que puede parecer muy distante en el día a día. Sin embargo, ¿qué nos permite hacer? Por ejemplo, tomar florecitas de la mostaza, em- pezar a modificarla y hacer lo que se hace con las rosas y el café: mejorar la planta. Si suprimimos la flor de la mos- taza se obtiene brócoli, y si se agranda las hojas sale kale, y si se esterilizan las flores sale coliflor. Esos tres cultivos básicos nacen de un diseño creado por los seres humanos, cultivando plantas de cierta manera. Esto signi- fica que estamos empezando a tratar la vida no como una cosa que pasa al azar, sino que estamos empezando a leer, a entender y a aprender cómo modificar genes. Esto también nos lleva a una época de diseño inteligente, que voltea comple- tamente a la lógica acerca de lo que es la evolución, porque durante los 4 mil millones de años en que hubo evolución en este planeta, lo que determinó qué vive y qué muere de- pendió siempre de la selección natural y de la mutación al azar. Pero ahora, los seres humanos estamos empezando a practicar la selección no natural y la mutación dirigida. ¿Un ejemplo? Una mutación natural es un lobo perfecta- mente adaptado al tiempo y espacio en el que vive. Sin embargo, lo que hicimos hace 10 mil años fue comenzar a modificar a los lobos en base a los pedidos: “quiero un lobo que se llame perrito, pero que sea muy feroz y cuide mi casa. También otro que me ayude a cazar. O que entre en mi bolso Hermés, con el que pueda ir de Shopping...”. Si tomamos a ese perrito y lo colocamos en la jungla, veremos cómo su vida no está adaptada de manera natural y no sobrevive ausente del ser humano. Hay gente que lleva sus niños a la granja a ver la naturaleza, pero no es así: esas plantas crecen en orden, al mismo tiempo y en el lugar designado, y eso nunca lo verán en la jungla o en una planicie, por ejemplo. Las plantas creciendo al mismo tiempo en hileras ordenadas, con una especie que ni siquiera se reproduce si el ser humano no mete la mano, son totalmente anti- naturales, igual que todos los campos de hoy en día. Nosotros somos los que determina- mos qué vive y qué muere ahí: flores acá, caballos allá y nada de víboras por acá, seleccionando de manera no natural (aunque esto haya sido muy bueno para nosotros). Esto nos lleva a un segundo cambio que hemos hecho durante las últimas cuatro décadas. No solo seleccionamos lo que vive y lo que muere en la mitad de la superficie del planeta, sino que estamos empe- zando a meter mutaciones dirigidas: esto aquí para hacer vino, esto allá para hacer queso y lo otro por acá para hacer yogurt. Pero, además, metemos genes aquí o allí para fabricar medici- nas. Así que la mayor parte de las me- dicinas que tomamos están fabricadas en células programadas con códigos genéticos. Eso ha triplicado el pro- medio de vida de los seres humanos porque tenemos suficiente comida, antibióticos y nuevas medicinas. Enton- ces, esta cosa no natural para nosotros ha sido muy buena aunque para otras especias quizás no lo fue tanto. Eso sig- nifica que estamos tomando control de la evolución y esto es un súper poder: el de definir qué vive y qué muere en este planeta. SUMARSEALCAMBIO Hoy se están fabricando máquinas que imprimen células programables y hasta se pueden mandar códigos genéticos de un teléfono a un avión, así como imprimir una vacuna en el avión antes de que aterrice en algún lado. ¿Cómo funciona esto? Se puede pensar en un limón como si fuera una computadora. El mismo ejecuta un código de vida, no digital, y todo su código genético está escrito en cuatro letras: ATCG, que son las cuatro letras del ADN. Toda forma de vida de este planeta está codificado en ADN, todo mosqui- to, toda vaca, todo limón y ser humano. La diferencia entre cada uno de noso-

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