Membership-marzo-abril-2018
22. marzo - abril 2018 ESPECIAL TAPA abundante”, afirma Diamandis. Y entre las más trascendentes menciona la in- teligencia artificial (IA), a la que define como “la capacidad de un dispositivo de entender lo que el usuario necesita y desea, y brindar una respuesta me- jor que la que daría un ser humano”. El equipo académico de Singularity University, que podría definirse como un “think tank”, está integrado por un grupo de expertos e investigadores en las tecnologías que crecen de manera exponencial. Se invita a individuos que han tenido éxito en cualquier campo y se los desafía a que usen esas tecnolo- gías para encontrar ideas que puedan impactar a 1.000 millones de personas en un plazo de 10 años. Se trata, en esencia, de inspirarlos y motivarlos para tratar de solucionar los problemas del mundo. La universidad fue fundada con respaldo de Google, la NASA, 3-D Sys- tems y Genetech, y sus cifras muestran una realidad muy diferente de la que aparece en los medios de comunicación que presagian un futuro de escasez. “En Singularity incubamos unas 15 compañías por año y concurren los emprendedores que utilizan las tecno- logías más poderosas. La misión que se fijó la universidad es impactar en la vida de 1.000 millones de personas en una década”, informa Diamandis. Una de las compañías que incubaron, Matternet, surgió como resultado de abordar el tema del transporte como un problema. “Nos dimos cuenta de que en África los caminos son un desastre y cuesta US$ 1.000 millones construir una infraestructura adecuada para el comercio. Uno de los equipos creó una compañía llamada Matternet, que envía drones autónomos capaces de transportar paquetes de hasta cinco kilos entre pueblo y pueblo.” Hace 1.000 años, los únicos que podían hacer algo a gran escala eran los reyes y las reinas, e incluso ellos tenían recursos limitados. Hace 100 años, eran los em- presarios industriales quienes podían construir caminos o levantar bibliotecas. “Hoy todos tenemos ese extraordina- rio potencial. Podemos acceder a la inteligencia artificial en la nube, a las impresiones 3-D, a miles de millones de dólares a través del crowdfunding, y a expertos de todo el planeta. La cantidad de personas con poder para resolver problemas crece a pasos agigantados”, señala Diamandis. Para el experto, la próxima gran tendencia será la transfor- mación de los innovadores individuales en personas que resuelven problemas. “Todos contamos hoy con las herra- mientas necesarias para realizar lo que antes solo podían hacer los gobiernos y las grandes empresas”, subraya. Unmundo de abundancia, democrático y pacífico En su libro The Better Angels of Our Nature (Viking, 2011), Stephen Pinker dice que estamos viviendo los tiem- pos más tranquilos de la historia. Aún el sangriento siglo XX no puede com- pararse con el siglo XV, cuando la po- sibilidad de sufrir una muerte violenta era del 15%. Los recursos eran tan limitados que había tremendos con- flictos sólo para satisfacer las necesi- dades básicas. “A medida que nos en- riquecemos y creamos más recursos gracias a la tecnología –sostiene Ray Kurzweil–, la escasez disminuye y los conflictos decrecen. La sensación de que la escasez persistirá por siempre es una percepción equivocada”. Para el futurólogo, las mismas tecnologías que nos hacen más inteligentes van a servir para aumentar los recursos. Nos quedaremos sin energía sólo si nos limitamos a las soluciones del siglo XIX, como los combustibles fósiles. “Tenemos 10.000 veces más luz solar de la que necesitamos para nuestros requerimientos de energía, y viene del sol, gratis. Está bien, no podemos enchufar la heladera al sol si no la convertimos en electricidad, pero existen desarrollos de nanotecnología que permiten transformar la energía solar en electricidad a costos cada vez más bajos”, explica Kurzweil. Asimismo, sugiere que algo parecido ocurre con los alimentos, ya que se podrán cultivar alimentos de calidad en estructuras verticales controladas por inteligencia artificial. En cuanto al acceso a la información de calidad, hoy –por ejemplo– pueden tomarse los mejores cursos de Harvard o del MIT sin costo. “Miles de escuelas en África ya lo están haciendo, y den-
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