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44. marzo - abril 2018 PERSONAS P or lo general, y parafrasean- do a Nicholas Negroponte (Co-Founder, MIT Media Lab, y Chairman de OLPC), no es una sola tecnología o una tendencia lo que impulsa los cambios transforma- dores, sino un conjunto de tecnolo- gías interrelacionadas, que a menudo actúan de acuerdo con los cambios demográficos y culturales. Al observar los patrones históricos e identificar las señales de cambio que nos rodean hoy, podemos prepararnos mejor para esas transformaciones. Poco a poco nos estamos familiari- zando con el término “Inteligencia Artificial”. De forma autónoma y sin supervisión humana, las máquinas inteligentes tienen la capacidad de comunicarse entre sí, adaptarse y aprender de las condiciones cam- biantes en tiempo real. Como señala Marina Gorbis, directora ejecutiva del Instituto para el Futuro (IFTF), en las próximas décadas estas máquinas comenzarán a ingresar virtualmente en todos los ámbitos de nuestras vidas, en pequeñas y grandes formas, incluso asistiendo a los médicos du- rante la cirugía, luchando en campos de batalla y construyendo cosas en las fábricas. Por lo general, este proceso de cam- bio se asocia con un escenario distó- pico en el que los robots nos quitan nuestros trabajos. Pero debe tenerse en cuenta que, si bien reemplazarán el trabajo humano en algunas áreas, nos permitirán hacer cosas nuevas en otras y ampliarán nuestro alcance aún más allá de las capacidades huma- nas, por ejemplo, permitiéndonos ingresar a lugares demasiado difíciles de alcanzar, o manipular cosas a muy pequeña escala. Y ya lo están hacien- do en la actualidad. Los nanorobots en forma de píldora pueden diag- nosticar el cáncer o administrar una quimioterapia altamente dirigida. Además, ya dependemos del software para ayudarnos a tomar decisiones complejas, que incluyen modelos de escenarios de cambio climático, impactos de las intervenciones del mercado financiero y ubicaciones óp- timas para la extracción de petróleo. De hecho, rutinariamente revisamos las calificaciones de Amazon antes de comprar un producto, o escaneamos las reseñas de Yelp antes de decidir dónde comer. Cabe destacar también que, a pesar de la aparición de nuevas tecnologías, hoy estamos trabajando más que nunca; y, si miramos atrás, históricamente ninguna nueva tecno- logía nos ha hecho trabajar menos. Los campesinos varones adultos en el siglo XIII en el Reino Unido trabajaban un promedio de 1.600 horas al año; los trabajadores manufactureros en el año 1.900 en el Reino Unido trabaja- ron un promedio de 1.850 horas; y un empleado de tiempo completo en los Estados Unidos hoy en día trabaja un promedio de más de 2.000 horas. Para Gorbis, el impacto más profundo del ingreso de las máquinas inteligen- tes al mercado laboral será el nuevo