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8. marzo - abril 2018 LO QUE DIJO MARIO ALONSO PUIG el emprendizaje y la innovación. Tomemos el ejemplo de las hormigas, cuando les cierran un camino siempre encuentran otro, bordean el obstácu- lo. Hace unos años una filmación de la BBC mostró el comportamiento de las hormigas frente a un río, el Amazonas. ¿Qué mayor obstáculo puede haber para una hormiga que un río, y el más caudaloso y ancho del mundo? Sin embargo, lo cruzaron. Se juntaron y formaron entre todas un bote salvavi- das; de esa manera, colectivamente, flotaron entrelazadas para llegar a la otra orilla. La pregunta entonces es: ¿qué nos tiene atrapados? ¿qué hay en nuestra mente que no nos deja experimentar aquello que en realidad queremos probar en nuestra vida? No cabe duda de que hemos tenido enormes avances tecnológicos, y es algo para celebrar. Pero como todo en la vida hay que procurar desarrollar una mirada ancha y no quedarnos simplemente en algunos aspectos de las cosas. Si consideramos, por ejem- plo, cómo se mide el éxito de una Nación, el elemento esencial es el PIB, y es curioso que se nos olvide medir ciertas cosas como puede ser el nivel de felicidad de las personas. Hay un único país en el mundo, Bután, que ha creado un concepto: el Gross National Happiness, y el Gross National Hap- piness Center que se dedica a hacer cada tres años estudios del nivel de felicidad de la población; de acuerdo a eso se ejecuta una u otra política. El PIB es importante pero es insuficien- te; es importante también que una empresa gane dinero, pero insufi- ciente si la gente no está contenta. En los Estados Unidos hay un 25% de personas que tienen un problema de ansiedad o de depresión clínicamente detectable. El gasto en Europa por ansiolíticos, antidepresivos, bajas por enfermedad, poca productividad, etc., asciende a 20.000 millones de euros al año. Según datos de la Universidad de Harvard, entre el 60 y el 90% de las consultas a médicos generales en el mundo occidental tienen una relación directa con vivir permanen- temente estresados, en lo que se llama “distrés”. Hay una insatisfacción profunda en muchas personas, como si hubiéramos perdido el rumbo. Tenemos que comprender una cosa: o somos tripulación o somos pasajeros. Si somos estos últimos, tendremos que contentarnos donde nos lleven. Si en cambio somos tripulación, al menos podremos decidir a dónde va ese avión. Los venenos de lamente humana Tenemos que aprender a ver lo que está oculto en la mente humana. Si somos capaces de observar la condi- ción humana, sin juzgarla, podemos transformarla. Estamos inoculados por cinco venenos que tienen enormes consecuencias en el funcionamiento del cerebro y del cuerpo. Uno de ellos es la ignorancia: juzgamos a las perso- nas sin conocer su mundo, las califica- mos y ponemos en una etiqueta que corresponde a nuestra forma de ver la realidad, o vemos un fallo nuestro y en seguida lo convertimos en una crítica contra nosotros en lugar de tratar de comprender qué nos ha llevado a ese fallo. Otros de los venenos son los celos, y también el orgullo: ¿qué me puede enseñar esta persona que a ha llegado hace dos días a la empresa? ¿o qué me va a decir esta otra a mí, si está a mi mismo nivel? ¿y cómo voy a preguntarle a él o a ella si es superior? Por último, están el miedo y la avaricia. A nivel de nuestro funcionamiento en la sociedad, estos cinco venenos impiden que escuchemos y compren- damos –lo que es importante en un mundo disruptivo–, o que apoyemos a otros y celebremos sus éxitos –por celos, claro–. Nos quitan la posibili- dad de aprender y de pedir ayuda cuando la necesitamos –por miedo–, e impiden que compartamos y sintamos gratitud, que generemos conexiones con otros, que preguntemos, explore- mos y descubramos. Estos venenos no son inocuos. Si el potencial que tiene el ser humano de compartir, de crear, de inventar y emprender encuentra un espacio de posibilidad donde el orgu- llo y los celos son mínimos, donde se escucha para comprender, donde no hay miedo a la crítica, a la humillación o a la culpa, donde no hay un resen- timiento porque las necesidades son oídas, entonces el emprendizaje y la innovación lógicamente florecen. De eso va el “servant leadership”. Los venenos mencionados producen enorme tensión en los cuerpos y en los rostros. Se puede ver perfectamente, lo que pasa es que nos hemos acostum- brado a ellos. Ya sabemos los efectos que tienen en el dinero, en la baja productividad, en temas de salud, etc.; pero además, es importante analizar los efectos que tienen a nivel del cere- bro humano y del resto del organismo. La mente disfuncional, que es la mente sana envenenada por los cinco vene- nos, produce efectos muy marcados en el cerebro humano y afecta a la salud. Los sentimientos provocados por ellos activan las amígdalas del cerebro, y estas cuando se activan hacen varias cosas, entre ellas, llevar la eficiencia a un nivel muy bajo porque se sabe que reducen el funcionamiento del lóbulo

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