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46.

septiembre - octubre 2016

NOTA DE TAPA - LIDERAZGO

esas 20 millas de manera consecutiva.

Así hay que pensarlo todo: en el corto

y en el largo plazo. En la onda y la

partícula, ambas al mismo tiempo.

¿Cómo se logra “liberar” el talento?

Tendemos a pensar en el liderazgo

como algo que está en la cima o en

el centro de una organización. Pero si

analizamos en profundidad la forma

en que se construye una gran empre-

sa de cualquier tipo, vemos que hay

una especie de trabajo artístico des-

doblado en unidades de compromiso.

Si uno es el líder de una unidad, es el

responsable de que esa unidad tenga

un gran desempeño. Ahora bien, una

sola persona no puede hacer que

su unidad sea grandiosa; necesita

la ayuda de todos sus integrantes.

Entonces, cuando el liderazgo está

distribuido en distintas unidades se lo-

gra el sentido de “ser dueño” en toda

la organización. No es un proceso de

arriba hacia abajo, sino un sistema de

propiedad distribuida.

¿El liderazgo de las mujeres tiene

características especiales?

Permítame responder a su pregunta

con un caso que conozco bien. El

ejemplo paradigmático de una em-

presa que estaba en problemas, pero

logró recuperar el rumbo, sin duda es

el de Xerox, bajo el liderazgo de Anne

Mulcahy. Ella tomó las riendas cuando

Xerox atravesaba serias dificultades

y la gente estaba preocupada por

la supervivencia de la compañía.

Mulcahy no era una advenediza. Había

trabajado muchos años en distintos

puestos de la empresa, conocía su

cultura y sus valores, y fue la persona

que pudo barajar y dar de nuevo para

reencaminar a la organización. Es una

mujer con una personalidad magné-

tica, pero no triunfó por esa cualidad.

Tuvo éxito porque, cuando asumió

como CEO, se comprometió con la

idea de que salvar a Xerox no era un

desafío personal. Lo que le importaba

eran los empleados, y sabía que debía

tomar decisiones muy duras. Por lo

tanto, se preocupó por construir sobre

la base de los valores de la empresa,

y por crear un lugar en el que la gente

tuviera un futuro. Los empleados la

acompañaron porque vieron que no

la guiaba un interés personal, sino el

de toda la compañía. Yo fui testigo

de esa enorme transformación. Creo

que Mulcahy es una de los diez CEO

más importantes de la última década,

y una prueba de lo que significa ser

líder.

Usted acuñó la categoría de “li-

derazgo nivel 5” para definir a las

personas capaces de lograr grandes

cambios en las organizaciones.

¿Cómo son esos líderes?

En primer lugar, se distinguen de

los demás por no tener ambiciones

personales. Luchan por algo que es

más grande que ellos: una causa, una

compañía, un propósito o una cultura.

Y lo cierto es que es difícil detectar a

líderes nivel 5 porque suelen ser indi-

viduos que pasan inadvertidos. Vuelvo

a citar a Anne Mulcahy como ejemplo

de lo que digo: ella jamás atrajo la

atención sobre su persona. ¿Cómo

se la encontró? Porque cada vez que

asumió una responsabilidad obtuvo

buenos resultados. Y lo que se busca

son resultados. En general, los líderes

de nivel 5 no reciben mucho crédito,

pero se caracterizan por trayectorias

que merecen reconocimiento. Por esa

razón se los encuentra, la mayor parte

de las veces en el interior de las orga-

nizaciones. Desde afuera de una com-

pañía es más difícil identificarlos. De

acuerdo con nuestras investigaciones,

el 90% de los grandes CEO provie-

nen de las filas internas. Más de dos

tercios de las empresas que apelaron

a un salvador ajeno a la organización

fracasaron. En consecuencia, la ma-

nera de encontrar a líderes nivel 5 es

mirando hacia adentro; a las personas

que no saltan a la vista, pero lo que

hacen está dando buenos resultados.

Y los resultados son, en definitiva, lo

que atrae la atención.

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